La microbiota intestinal y sus necesarias acciones para nuestra salud

Seguro que has oído hablar de eso de la ‘’microbiota’’, pero sincera y posiblemente no te hayas parado a pensar que debe ser eso.

Puedes incluso pensar que no es un tema de tu interés… Sin embargo, tu microbiota sana es lo que te mantiene en plena energía y vitalidad!

Si tienes algún trastorno gastrointestinal, como por ejemplo un síndrome intestino irritable (SII), o incluso extradigestivo, te lo aseguro que, en cierto grado, tienes una microbiota alterada, fuera de lo normal y poco saludable.

En este artículo te aclaro qué es esto tan extraño de la microbiota intestinal, que funciones tiene, porque es importante para nuestra salud, cómo podemos cuidarla y mantenerla lo más optima posible y su relación con el SII.

¿Qué es la microbiota intestinal?

Antes que nada me gustaría aclarar que no solo existe microbiota en nuestro intestino, también hay la microbiota cutánea, vaginal, pulmonar, ocular, biliar, etc.

La microbiota normal o microbioma se trata del conjunto de microorganismos que son encontrados en varias partes del cuerpo humano (y otros seres vivos).

Es más, sumando todos los sitios donde hay microbiota en todo el cuerpo humano, viven aproximadamente 100 billones de microorganismos, los cuales se benefician de nosotros y nosotros de ellos.

Incluso hay más bacterias que células propias en nuestro cuerpo! Pero a pesar de eso, el microbioma solo son 200 gramos aproximadamente de toda la masa del cuerpo humano.

Concretamente en el tracto gastrointestinal humano, se denomina Microbiota intestinal y habitan un complejo de microorganismos diferentes, ya sean bacterias, virus, hongos, etc.  Hay hasta 2 billones de células y se trata de alrededor de 500-1000 de diferentes especies microbianas diferentes que se comportan de una manera dinámica y compleja. Imagina la diversidad que hay allí!

Las proporciones y especies que habitan en la luz de nuestro intestino van cambiando constantemente pero, en personas sanas, permanecen en un equilibrio más o menos constante a lo largo del tiempo.

Ha sido estimado que las bacterias representan el 35-50% del contenido de volumen del ser humano colon, pueden representar de 1 a 2 kg de nuestro peso fecal.

Especies de microorganismos que forman parte de esta microbiota intestinal son: Bacteroides, Lactobacillus, Clostridium, Fusobacterium, Bifidobacterium, Eubacterium, Peptococcus, Peptostreptococcus, Escherichia y Veillonella.

No te espantes! Por supuesto no espero que te acuerdes de estos nombres tan raros, pero solo espero que te suenen concretamente las cepas con propiedades beneficiosas identificadas, que incluyen principalmente Bifidobacterium y especies de Lactobacillus.

¿Dónde se encuentra y desarrolla la microbiota intestinal?

La microbiota intestinal se encuentra en todo el tracto gastrointestinal, desde la boca mismo hasta el ano. Sí, en tus dientes también tienes bacterias y microorganismos aunque no los veas!

Es importante señalar que no todas las especies se encuentran de manera permanente en nuestro intestino. Justamente se clasifica la microbiota en función del tiempo de estancia en el cuerpo:

  • Microbiota latente: Que son los microorganismos que preserva la persona durante casi toda la vida. O sea, no se presentan fluctuaciones mayores en su población y suelen tener actividad simbiótica con el huésped.
  • Microbiota transitoria: Es aquella que presenta fluctuaciones continuas en su población y suele no ser indispensable para la supervivencia del hospedero.

Es más, aumentos en las proporciones puntales de la microbiota transitoria es señal de mala salud! Ya que sobrecrecen especies bacterianas que no deberían de estar allí y/o en esas proporciones.

Entre los cambios que afectan la colonización por estos microorganismos se encuentran: el cambio de hábitat, la edad, la estación del año, el uso de antibióticos, etc.

Si nos sumergimos ya en el tracto gastrointestinal (perdona por la expresión, entiendo puede ser un tanto desagradable), la distribución y abundancia de especies o grupos de microorganismos es considerablemente diferente en diferentes (valga la redundancia) partes o zonas intestinales a lo largo del camino.

Esta distribución depende de muchos factores, como la secreción de ácido gástrico (sobre todo en el estómago), el movimiento gastrointestinal, secreción de mucus y de anticuerpos (IgA) por parte de la mucosa (capa de células que recubre la luz de nuestro sistema gastrointestinal), así como de las características inmunes del individuo y las influencias ambientales.

Por lo general, se observa un aumento en la densidad microbiana y la biodiversidad de especies a lo largo del tracto gastrointestinal en dirección caudal-cervical.

No solo eso, si no que también se pueden observar diferencias en la composición intestinal entre la luz intestinal y la superficie de la mucosa. La microbiota asociada a la mucosa juega un papel muy importante en el mantenimiento de la homeostasis, dada su proximidad al epitelio intestinal y al sistema inmunológico subyacente de la mucosa. Esta microbiota juega un papel importante en el mantenimiento de la homeostasis celular (que es el equilibrio fisiológico de nuestro cuerpo) del huésped o en la activación de mecanismos inflamatorios.

Importancia de la microbiota intestinal

Quiero que esto se te clave en la cabeza: La microbiota intestinal tiene un fundamental en mantener la salud humana!

Cuando estas poblaciones se encuentran en equilibrio, se dice que la microbiota se encuentra en Eubiosis. En este estado, la persona en cuestión se encuentra, por lo general si no hay otros factores implicados, en plena salud.

Cuando se altera este equilibrio, la relación cuerpo-microorganismo puede progresar hacia un estado de enfermedad, que llamamos Disbiosis.  Una disbiosis no es más que un desequilibrio, cualitativo y/o cuantitativo en las proporciones habituales de microorganismos que habitan en nuestro intestino.

Lo importante es que se ha descrito que estas desviaciones de la microbiota normal están asociadas a un mayor riesgo de enfermedades digestivas y extradigestivas, incluidas las enfermedades inflamatorias crónicas intestinales, la diarrea asociada a la toma de antibióticos, a las intolerancias alimentarias, alergias (alimentarias o no), e incluso a trastornos psicológicos (como ansiedad, depresión, mayor vulnerabilidad al estrés…), obesidad y diabetes.

Y por supuesto, una disbiosis está totalmente implicada en el 100% de los casos de un síndrome intestino irritable.

¿Conclusión? Una de tus mayores obsesiones tiene que ser arreglar tu microbiota alterada, que se encuentra en disbiosis. Hacer lo posible para volver a ese estado de equilibro, que sin duda es la que te va a llevar a mejorar tus síntomas.

Por tanto, ya ha quedado clarísimo que el mantenimiento del equilibrio de la microbiota es importante preservar y promover la salud.

Funciones de la microbiota intestinal

El microbiota intestinal muchas veces se considera como un propio «órgano» activo de tu cuerpo, ya que está involucrado en diferentes procesos fisiológicos y tiene una gran actividad metabólica, parecida incluso a la del hígado.

Sus funciones se pueden diferenciar en 3 grandes grupos:

  • Digestivas: nos ayuda a la digestión de ciertos alimentos, a la síntesi de vitaminas y de compuestos orgánicos (como los ácidos grasos de cadena corta, como el butirato). Por lo tanto:
    1. Nos ayuda a la mejora de la biodisponibilidad de nutrientes y la degradación de alimentos no digeribles
    2. Absorber nutrientes
    3. Evitar la absorción y a la eliminación de compuestos nocivos, tóxicos y no nutritivos.
  • Tróficas: los microorganismos intestinales nos ayudan a la vascularización y buen movimiento de nuestras mucosas intestinales
  • Defensa: el intestino es una de las principales superficies de contacto con exógenos agentes (virus, bacterias, alérgenos) en el cuerpo humano. Tiene un papel principal en la defensa del cuerpo contra las agresiones externas por medio de la mucosa intestinal ya que por pura competencia con ellas, impiden que se engañen a las mucosas y ocupen su sitio. Además, tienen la capacidad de regular el sistema inmunológico local (asociado al intestino).

Por lo tanto, la microbiota tiene la capacidad de gestionar, como si de un panel de control se tratara, nuestra salud, a través de interactuar y tener un impacto en: la barrera de defensa intestinal, función y regulación de nuestro sistema inmune, utilización de nutrientes y regular la vascularización y señalización directamente con el sistema gastrointestinal.

¿Qué produce la microbiota intestinal?

Primero de todo, hay que saber que la microbiota intestinal es esencial para el procesamiento de polisacáridos dietéticos, o sea los carbohidratos o azúcares que ingerimos, que afectan a la absorción y producción de energía a partir de los alimentos. Estos actúan como el alimento de los microorganismos (sobre todo bacterias). Incluso podemos encontrar en el mercado, varias formas de carbohidratos que podemos ingerir en forma de complemento alimenticio. son los llamados prebióticos.

Los microorganismos de nuestro intestino los procesan y generan un conjunto de compuestos de su metabolismo que nos proporcionan energía adicional. Estos compuestos son moléculas orgánicas llamados ácidos grasos de cadena corta, incluidos los famosos acetato, propionato y butirato.

Podemos también introducir como complementos alimenticios ciertas cepas bacterianas, los llamados probióticos, así como directamente proporcionar de manera directa los compuestos generados por su metabolismo, o sea el acetato, propionato, butirato, etc. estos últimos son los llamados postbióticos.

El acetato es absorbido principalmente por los tejidos periféricos y también puede ser utilizado por los adipocitos (células humanas encargadas de almacenar la grasa en nuestros tejidos) para la lipogénesis (la síntesis de nuevo de las grasas en nuestro cuerpo)

El propionato es un precursor importante de la gluconeogénesis (la síntesis de nuevo de carbohidratos en nuestro cuerpo) en el hígado y el ácido butírico es metabolizado principalmente por el epitelio intestinal, como principal fuente de energía para el epitelio intestinal proporcionando entre el 60 y el 70% de toda la energía y por lo tanto es importante para mantener la salud de las mucosas en el colon.

También la microbiota contribuye a la homeostasis de las proteínas humanas. Algunos aminoácidos esenciales que necesitamos se producen para nosotros mediante síntesis microbiana de estos. Por el contrario, la fermentación de aminoácidos (a partir de la proteína en exceso de nuestra dieta) puede conducir a la producción de una variedad de sustancias tóxicas, como inductores y promotores de tumorales.

La absorción de calcio, magnesio y fósforo también se mejora mediante la fermentación de carbohidratos y la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC) y la acidez intestinal (reducción del ph).

Por otro lado, varias especies de la microbiota intestinal pueden producir vitaminas y proporcionárnoslas a nosotros, principalmente vitamina K y también algunas vitaminas B.

Además, ciertos microorganismos beneficiosos también generan ácido a la luz de nuestro intestino. La acidificación del medio intestinal también inhibe el desarrollo y colonización de patógenos o bacterias indeseables, así como la eliminación de producción de elementos tóxicos derivados de su metabolismo (amoniaco, compuestos fenólicos, aminas, etc.). Donde aquí se evidencia la importancia de la microbiota en nuestra defensa contra agentes patógenos, infecciones y eliminación de compuestos tóxicos.

Cómo cuidar la microbiota intestinal

Existen numerosos factores externos que tienen potencial para influir en la composición, calidad, cantidad y viabilidad microbiana en el intestino como por ejemplo la genética del huésped, el modo del parto, por supuesto la dieta, la edad, tratamientos antibióticos y otros medicamentos, y también la toma de otros microorganismos como los famosos probióticos.

Además, otros factores que influyen en mantener un buen estado de eubiosis, son la cantidad y la calidad del ejercicio físico, la prevalencia, frecuencia y gestión del estrés, ansiedad y otros factores psicosociales que impactan en nuestro día a día.

Teniendo en cuenta estos factores, algunos consejos para cuidar la microbiota intestinal serian:

  • Mantén una dieta sana, variada y equilibrada
  • Evita la toma de medicamentos innecesarios (antibióticos, omeprazol…)
  • Realiza ejercicio físico de intensidad moderada de manera habitual
  • Mantén una higiene aceptable
  • Evita y gestiona el estrés crónico
  • Cuida tus relaciones personales y psicosociales
  • Sonríe y se agradecido (este último me lo he inventado pero seguro que cierta influencia tiene 😊)

Cómo la alimentación influye en la microbiota intestinal

Los hábitos alimentarios poco saludables afectan negativamente la composición de la microbiota intestinal, dando lugar a disbiosis, y podrían actuar como un factor desencadenante de enfermedades con consecuencias a nuestras las vías metabólica y fisiológicas normales.

Por ejemplo, las dietas ricas en grasas, los ácidos grasos poliinsaturados y la carne, sobre todo de mala calidad, se asociaron con un mayor riesgo de síndrome intestino irritable, enfermedad de Crohn (EC) y colitis ulcerosa (CU).

Es más, se ha comprobado que la microbiota está involucrada en el almacenamiento de grasa en las personas. Hay estudios donde se demuestra un aumento del 60% en el contenido de grasa corporal en ratas libres de gérmenes en su microbiota intestinal tras la colonización con microbiota convencional y también con microbios que reducen el colesterol de la microbiota intestinal.

Por el contrario, una dieta rica en fibra aumenta la producción de unas pequeñas moléculas orgánicas beneficiosas que decimamos antes, los llamados ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como el butirato, que es beneficioso para los coloncitos humanos y tiene propiedades antitumorales

El estilo de vida occidental incluye una dieta rica en proteínas animales, grasas totales y saturadas y azúcares simples, pero baja en frutas, verduras y otras fibras.

Varios estudios indican que los sujetos que mantienen dietas de estilo occidental albergan una proporción importante de Bacteroides spp. en su microbiota intestinal, especies bacterianas que no forman parte de la microbiota equilibrada y sana. Por otor lado, las dietas ricas en polisacáridos vegetales (fruta, verdura, fibra, etc) se asocian con mayores cantidades de Prevotella spp. (especies buenas)

Además, la ingesta elevada de alimentos grasos repercute en la homeostasis de los ácidos biliares y la tumorigénesis del colon. Cosa que evidencia la importancia de la microbiota en el proceso de digestión y que por lo tanto, una disbiosis va a dificultar la degradación y absorción de nutrientes, como las grasas, etc.

Microbiota intestinal y SII

El síndrome intestino irritable es un trastorno crónico multifactorial que principalmente tiene síntomas gastrointestinales y perdida de funcionalidad normal de los procesos digestivos.

Hay evidencia científica de sobra que demuestra que la microbiota intestinal está alterada en un paciente con SII, aunque no se ha establecido una disbiosis característica ni tampoco una causa única, igual para todos los pacientes.

Uno de los síntomas más comunes del SII es la distensión abdominal, y las bacterias productoras de gas pueden ser responsables de esto. Se ha visto que este tipo de bacterias putrefactas generadoras de gas, aumentan en casos de SII.

La producción de gas por parte de estas bacterias puede inducir respuestas reflejas intestinales a través de la distensión intestinal, que conduce a una relajación inadecuada del diafragma, que se relaja por completo y acaba empujando el abdomen hacia afuera y causando una distensión abdominal visible. Esto lo podemos identificar por esta hinchazón abdominal molesta.

Como ya sabemos, la microbiota del intestino regula todas las funciones de la mucosa, así como la regulación de la funcionalidad del sistema inmunitario. La disbiosis presente en el SII acaba perturbando la relación con el sistema inmunitario y este genera una inflamación y edema que acaba también perturbando el estado normal de la mucosa intestinal generando hiperpermeabilidad.

Por otro lado, todo este ecosistema intestinal perturbado afectará a las terminaciones nerviosas entéricas que están en contacto con la mucosa y todo el sistema digestivo, cosa que por lo tanto también perturbará la comunicación intestino-cerebro y amplificando mensajes del dolor (generando este fuerte dolor intestinal característico).

Además, la microbiota alterada tampoco será capaz de ayudar a nuestra digestión de alimentos, a la producción de vitaminas (vitamina K) ni a la producción de ciertos componentes orgánicos (como el ácido butírico o el acetato). Si le añadimos que la mucosa estará hiperpermeable como un colador, no se podrán absorber macro y micronutrientes, oligoelementos, minerales, vitaminas, etc. esenciales, cosa que podríamos sufrir de trastornos en nuestra nutrición.

Si te ha gustado este artículo, no dudes en dejarme un comentario positivo. 😉

Bibliografía

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